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dica en la preparación de profesionales capaces de adaptarse con agilidad y eficiencia a los cambios,
las exigencias y las necesidades reales de la sociedad formándolos para lo desconocido. El profesional
que hoy necesita nuestra sociedad es un individuo con un pensamiento crítico y conciencia social,
capaz de identificar problemas y de enlazarlos con soluciones viables; es decir, un sujeto creativo,
flexible, hábil para presentar y defender sus ideas, pero sobre todo, con la capacidad para aprender
continuamente. Esto hace que el perfil del alumno se proponga fortalecer esas características. Así,
en cada módulo, la enseñanza basada en la investigación fortalece la capacidad para llevar a cabo la
discriminación de la información relevante y la selección y aplicación de la información pertinente y
en cada módulo el alumno se ejercita para asumir responsabilidades sobre los actos propios, con un
comportamiento ético, ajeno a la autocomplacencia.
i. gEstión
La universidad, más que una estructura, se debe concebir como un proceso que implica tensiones y
contradicciones de elementos múltiples y heterogéneos, con equilibrios provisorios e inestables (Ma-
nero, 2004). El Análisis Institucional ha mostrado que las instituciones no pueden reducirse a su defini-
ción jurídica ni a su definición universal y positiva, porque no son una norma exclusivamente. Tampoco
pueden homologarse con una representación única de un modelo educativo, ya que éste es una red
simbólica integrada por componentes diversos tanto tangibles como imaginarios.
El proyecto de innovación universitaria que presidió la fundación de nuestra Universidad se enriqueció
a partir de sus espacios de implementación: del contexto social, político, ideológico y emocional en
que se materializó. Así, el proyecto de fundación de la UAM tuvo que integrar las formas sociales exis-
tentes a un diseño de creación y de modernización, que fue el enorme compromiso de su base social
con la construcción de una nueva universidad. En el proceso de desarrollo de la UAM, encontramos
las huellas y trazos que el contexto académico, político subjetivo (en un sentido colectivo), y emocio-
nal, dejaron en la forma y los procesos universitarios. Su singularidad y el vínculo de los actores con la
institución ha dependido de estos elementos (Manero, 2004).
Por su parte, el modelo educativo, por el que la UAM-Xochimilco cumple con su función social, ha
generado resistencias admistrativas por sus innovaciones que la hace diferente de las otras dos Unida-
des de la UAM, de tal manera que la reglamentación general introduce, en ocasiones, elementos que
crean tensión entre la comunidad. No obstante, la UAM-Xochimilco reconoce la necesidad de integrar
una forma de gestión que le permita operar el sistema de enseñanza-aprendizaje que la caracteriza
para promover la formación de los alumnos, la investigación, el servicio y la difusión de la ciencia y
de la cultura, de tal forma que la institución se convierta en un ejemplo para la construcción de una
sociedad en la que prevalezca la justicia y la libertad de cada individuo. La gestión en la universidad se
integra, por tanto, al modelo pedagógico ya su responsabilidad social, y no es una simple estructura
por la que fluye la información y los recursos. Una universidad que estimula la participación creativa
de alumnos, personal académico y administrativo, como la UAM, apunta hacia formas nuevas de go-
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